La ciudad
luminosa....
Valencia, la tierra de flores y fallas , es una de las
ciudades más grandes de España, y entre las más vivas. Al estar
situada a la orilla del mar Mediterráneo, uno se encuentra las
playas en el mismo corazón de la ciudad. No sorprende que, sobre
todo durante el verano, la visiten gran cantidad de turistas.
Pues si uno quiere vacaciones en la playa con fantásticas
posibilidades para practicar cualquier deporte (golf,
submarinismo, ciclismo, tenis, etc...,
todos ellos muy populares aquí) y disfrutar de una vida nocturna
rutilante, junto con una amplísima oferta cultural, entonces
Valencia es el sitio para ello.
Importantes Ferias Internacionales confirman que Valencia es una
de las más dinámicas ciudades de España. Pasearse por sus calles
y participar en la abundantes posibilidades que la capital
ofrece es algo para lo que las horas pueden correr sin darnos
cuenta, y después de tanto, uno tiene que sentir hambre,
entonces es el momento para probar el plato más famoso de España
exactamente donde nació, la Paella Valenciana.
Además Valencia es por supuesto la ciudad donde el Cid,
el héroe nacional, luchó contra los moros en tiempos de
Reconquista. Muchas fiestas populares en la ciudad y pueblos de
los alrededores recuerdan aún eventos de esta época. Pero en
este capítulo no podremos olvidar sobre todo las fallas,
fiestas impresionantes de luz y fuego que impresionarán al que
por aquí pase coincidiendo con estas fechas.
El casco antiguo
El casco antiguo está delimitado por la ruta del tranvía, que
marca el sendero por donde hasta 1865 estuvieron las murallas de
la ciudad. Aquí encontramos la mayor concentración de
monumentos, pertenecientes en su gran mayoría a la época de
esplendor tras la reconquista, en 1238, cuando Jaime I tomó la
ciudad de manos moras. De este modo se puede hacer un cómodo
recorrido a pie, pasando por las últimas plazuelas y callejas
solitarias que quedan en Valencia:
Comenzamos en la Catedral, de estilo
gótico primitivo (a pesar que a ella se han añadido durante los
sucesivos siglos partes de diversos estilos). Tiene tres
portadas, una románica, otra gótica y otra barroca. La Capilla
Mayor es barroca y las laterales neoclásicas. Destaca en ella su
impresionante cimborrio, la torre campanario de planta
octogonal, símbolo de la ciudad, al que llaman los valencianos
el "Micalet" (o Miguelete). Desde su
azotea se divisa una preciosa panorámica; (y si tiene paciencia
como Víctor Hugo, quizás logre contar los 300 campanarios
que el afirmó que poseía la ciudad).
Pero el dato más extraordinario es si duda la Sala Capitular,
donde se venera el que se considera el Santo Cáliz que
Jesucristo consagró en la Ultima Cena.
El Museo de la Catedral expone pinturas de Goya y
Jacomart, orfebrería de Cellini, tallas de Paggibonsi, cuadros
de la Escuela Valenciana del s. XV al XVII y una extraordinaria
Custodia que por ser más moderna no tiene menos valor que otras
de mayor antigüedad.
Junto a la Catedral, está la Basílica de la
Virgen de los Desamparados, ("Mare de Deu dels
Desemparats"), la patrona de la ciudad, y en un callejón
inmediato el Almudín, almacén de trigo de la época
medieval, hoy restaurado y convertido en Museo. Siguiendo hacia
el Este, en una pequeña plaza, está la Iglesia de San Esteban,
donde, según la tradición, el Cid casó a sus hijas y
San Vicente Ferrer fue bautizado. En la cercana calle del
Palau está el Palacio de los Almirantes de Aragón, y en
la de Trinquete de Caballeros, la Iglesia de San Juan del
Hospital, de elegante gótico, como lo es, si no aún más, el
Convento de Santo Domingo, en la Plaza de Tetuán, a pesar
de las añadiduras de los siglos XIV y XV en su interior o la
portada diseñada por Felipe II.
El Río
En el río Turia nos encontramos con tres puentes de traza
ojival, el Puente del Real, el Puente de la Trinidad
y el Puente de Serranos, con las Torres
de Serranos antigua puerta de la muralla (s. XV), que
tiene tanto lujo de arco de Triunfo como solidez de bastión
castrense.
El cauce del río Turia, provocó en el año 1957 una inundación
que causó numerosos muertos y destruyó gran cantidad de
edificios, por lo cual se decidió desviarlo a las afueras de la
ciudad. Ahora el antiguo cauce del río es el escenario
del deporte y del recreo de todos los valencianos ya que por él
pasean, corren, van en bicicleta (sobre todo de montaña), juegan
al fútbol, al rugby, al base-ball, patinan y hacen gimnasia a
diario los miles de ciudadanos que se congregan en este
agradable pulmón de vida que es El Río.
El IVAM (Instituto Valenciano de Arte Moderno) es un gran
museo que no deben perderse los amantes de la nuevas tendencias
del arte (Escultura y Pintura). Constituye uno de los tres
mejores museos de arte moderno de España. Está ubicado enfrente
del antiguo cauce del río, a la altura de la Escuela de Idiomas,
que está justo al otro lado del cauce.
La Lonja y sus cercanías
Por la calle de Serranos llegamos a la Plaza de Manises,
donde se encuentra el edificio de la Diputación, situado
en un bello palacio y la fachada posterior del
Palacio de la Generalidad, sede del
Gobierno de la Generalitat. Este edificio del s. XV ofrece gran
interés por las pinturas murales del Salón de las Cortes,
el Salón Dorado y la Galería de Retratos de los Reyes
de Valencia.
De aquí llegamos a la calle de Los Caballeros;
antiguamente barrio aristocrático, cuya prolongación termina con
otro famoso portal las Torres de Quart (1441) y a la
plaza del Mercado donde se encuentra el que quizás sea el mejor
monumento arquitectónico valenciano; La
Lonja, construida por los mercaderes valencianos en 1483
como sede de la Contratación y del Consulado del Mar.
Justo al lado se encuentra la barroca Iglesia de los Santos
Juanes, cuya bóveda pintada por Palomino, en su época tuvo
una de las más grandes pinturas murales del mundo y el
Campanil de la Iglesia de Santa Catalina,
también barroco.
Desde aquí se llega por la calle Torno al Palacio del Marqués
de Dos Aguas, de estilo rococó. Su delirante portada se debe
a la imaginación del pintor Hipólito Rovira, que murió loco. En
contraste con éste sería de gran interés visitar el Colegio
del Patriarca (1603), por su austeridad típica del
Renacimiento español, o la Universidad, neoclásica, que está
justo detrás, o el vecino y grandioso Palacio de Justicia,
también neoclásico, coronado con una gran estatua de Carlos III
y a pocos metros, se encuentra el nuevo puente diseñado
por el arquitecto valenciano Santiago de Calatrava, inaugurado
en 1995 y conocido como la Peineta por los
habitantes de esta ciudad.
El barrio del Carmen
No se puede decir que se conoce la esencia de Valencia si no se
conoce este barrio; el más castizo y bullanguero, quizás es el
superlativo de lo que en general es toda la ciudad. Su plaza
central, a la que afluyen las calles de mayor movimiento
mercantil, y las del ocio, donde están los espectáculos, bares y
restaurantes más acreditados, presenta el más vivo espectáculo.
Las terrazas de los cafés, los puestos de flores, los
escaparates, y el continuo ir y venir hasta la noche hacen de
este barrio un atractivo especial.
El Ensanche
El Ensanche, como reforma urbanística reciente ofrece la
apacible atmósfera que provoca su población burguesa y
burócrata. Un paseo por esta zona le hará comprender la Valencia
de hoy.
Los jardines
Como dice la canción "Valencia es la tierra de las flores.."
y estas se pueden apreciar aquí en su más intenso colorido y
fragancia. Para ello nada mejor que tomarse tiempo para darse un
paseo por los bellos parques que ofrece esta ciudad. Los
Jardines de la Alameda o los Jardines de Monforte
ofrecen esa bella atmósfera, neoclásica y romántica, del siglo
XVIII con sus bellos arriates y arboleda adornados con estatuas
y fuentes con juegos de agua. Merece la pena visitar
Los Jardines del Real o Viveros,
que poseen las más bellas rosaledas y sus pinares, sobre el
montículo sobre el que estuvo edificado el viejo palacio real,
son el deleite del paseante que se podrá perder entre curiosas
ruinas y fuentes. En él se encuentra el parque zoológico.
Una atmósfera más original ofrece el Jardín Botánico,
rico en plantas exóticas.
Adicionalmente Valencia cuenta con un buen numero de paseos
ajardinados como el Paseo de Valencia al Mar en la Ciudad
Universitaria o la Gran Vía, donde se respira la frescura
mediterránea.
Si uno viera Valencia a vista de
pájaro, podría apreciar una ciudad extremadamente clara y
luminosa, situada en una inmensa llanura rodeada de miles de
matices de verdes, los de la rica y jugosa huerta valenciana y
del intenso azul del mar Mediterráneo.
Y es por ello que no se debiera prescindir de adicionar a la
visita de la ciudad una bonita excursión por tan atractivos
parajes:
- La Huerta
- Empieza justo al borde de la
ciudad y se extiende desde la Albufera a Sagunto. Su fértil
tierra, que puede dar hasta cuatro cosechas al año está regada
por ocho grandes acequias que distribuyen las aguas del Turia.
La gran variedad de sus cultivos ofrece un colorido lleno de
matices, incluso con bellas plantaciones de flores, tan
cuidadosamente cultivadas que a veces uno se siente en un
jardín.
A este hermoso paisaje se le añade la bella pincelada de las
barracas, vivienda tradicional del campesino
humilde, construcciones de barro de un blanco estridente con
techo en doble vertiente de cañas y paja. Lamentablemente no
quedan muchas de ellas, al igual que la residencia señorial
campesina, la alquería, de las que quedan
ejemplares como la Alquería del Pi, en
Burjasot, de estilo gótico.
Entre los más bellos huertos para visitar están los de
Alcira, Carcagente y Oliva, apretados,
siempre verdes, bañados de azahar en primavera. Entre los
arrozales merece visitar Sollana, Sueca y
Cullera, que parecen en Mayo una pintura japonesa y un mar
de oro en Septiembre, cuando están listos para la siega.
- La Albufera
- Este lago de agua salada que
comunica con el mar está situado al Sur. Es una experiencia
inolvidable cruzarlo en barca al atardecer, cuando la luz del
crepúsculo le da tan bellos matices. A su alrededor se
encuentran algunos pueblecitos de pescadores, como el
Palmar, muy pintoresco. Aquí se
refugian periódicamente un buen número de aves migratorias.
- La Dehesa
- Entre la Albufera y el mar se
encuentra la dehesa, franja de pinares que bordea el mar con
playas de agua templada. Esta zona ofrece fantásticas
oportunidades para el baño, cosa que no ignoran los muchos que
en la zona se congregan.
- Los parajes con historia
- Entre ellos destaca
Sagunto, donde se encuentra un teatro
romano bastante bien conservado y un enorme castillo medieval,
aunque ya la plaza defensiva existió en época romana y árabe.
Fue escenario de importantes hechos históricos, y tiene la
curiosidad de que por su tamaño se tuvo que dividir en siete
plazas diferentes para facilitar su defensa. Otra fortaleza
impresionante la encontraremos en Játiva,
la ciudad de los Papas Borgia, que conserva intacto su antiguo
aire señorial. Esta fortaleza tiene la curiosidad de ser un
amplio muestrario de historia, ya que conserva restos de
muralla tan antiguos como son los de los íberos,
llegando en sucesivas añadiduras hasta la muralla del s. XIX.
Adicionalmente Játiva posee el gran interés de conservar uno
de los más antiguos restos paleontológicos de la Península
Ibérica, las cuevas de Cova Negra donde se aprecian
evidencias de unos 8.000 años de antigüedad, cuando la
península estaba habitada por poblaciones del Neandertal.
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