Costa: Playas y puertos
La N-634, carretera de la costa, nos permitirá conocer la el litoral
guipuzcoano. Desde
Donostia-San Sebastián en dirección Oeste, atravesaremos Usurbil y Aginaga, famosa por sus angulas, antes de llegar a
Orio,
localidad famosa por el remo.
Entre Orio y
Zarautz hallaremos la desviación a Aia, puerta de
acceso al
Parque Natural de Ernio-Pagoeta.
Zarautz, famosa por el surf. En su
arquitectura destacan Torre Luzea y el palacio de Narros.
La siguiente localidad es
Getaria, cuna de Juan
Sebastián Elcano y una de las cunas del
txakolí. La iglesia parroquial
de San Salvador, situada sobre un solar irregular desde el siglo XV,
merece la visita.
La costa continúa con
Zumaia, una extensa localidad con dos playas
y un puerto deportivo. Ya
camino de
Deba, en el Alto de Itziar habrá que detenerse para
visitar el santuario de Nuestra Señora de Itziar. En la playera Deba
pasearemos entre los árboles de la Alameda de Fermín Calbetón y
entraremos en la iglesia de Santa María la Real, monumento nacional.
La localidad más occidental de la costa guipuzcoana es
Mutriku,
población pesquera a la que pertenece la
playa de Saturrarán.
Valle del Deba: Monumentos interiores
El valle del río Deba tiene zonas más industrializadas con mágicos espacios
monumentales. Desde Deba , seguimos la N-634 y, a
continuación, la carretera GI-627.
Mendaro,
es famosa por su fábrica
de chocolates. Luego, en
Elgoibar podremos
visitar la torre barroca de la iglesia de San
Bartolomé.
Bergara, villa monumental.
Podemos visitar iglesias como las de San Pedro o Santa
Marina de Oxirondo y las casas solariegas. Su lugar más emblemático es
la plaza de San Martín, donde se encuentran el Real Seminario de
Bergara, referencia para el mundo científico en el siglo XVIII, el
Ayuntamiento barroco y el palacio Jauregi.
Oñati ofrece todo un muestrario
arquitectónico, desde el gótico de la iglesia de San Miguel hasta el
equilibrado renacentismo de su Universidad del Sancti Spiritus.
La carretera GI-3591 nos subirá por la falda de la sierra de Aitzgorri hasta alcanzar un
espacio mágico. En un barranco surgen tres torres de piedra caliza
labradas en puntas. Levantado en los años 50 sobre la primitiva
iglesia, en el Santuario de Arantzazu participaron el arquitecto
Sáinz de Oiza y los artistas Jorge Oteiza (esculturas de la
fachada), Eduardo Chillida (puertas), Lucio Muñoz (retablo) y Néstor
Basterretxea (pinturas de la cripta). Un monumento religioso con
estética vanguardista.
El valle del Urola: Piedra, madera y hierro
Desde Zumaia, remontaremos el
río Urola.
Encontraremos
Zestoa. Allí,
además del Hotel Balneario de Cestona, hay que
visitar allí el palacio de Lilí.
Carretera arriba alcanzaremos
Azpeitia, a los pies del macizo de Izarraitz.
Allí se encuantra el Museo Vasco
el Ferrocarril. La casa Antxieta y la iglesia de San Sebastián de
Soreasu. En una
explanada camino de la vecina
Azkoitia cuenta con uno de los grandes
monumentos de Gipuzkoa, el
Santuario de Loiola. Fue construido
entre los siglos XVII y XVIII en honor a San Ignacio de Loiola,
fundador de la Compañía de Jesús. Azkoitia , muy cerca,
tiene un bonito casco medieval y
la iglesia de Santa María la Real.
En
Zumarraga
destaca su ermita románica de Santa María, que es considerada como
“la catedral de las ermitas vascas”.
La última parada de la ruta es
Legazpi. La localidad se ha esforzado en recuperar la
primitiva actividad ferrona del valle, poniendo en funcionamiento la
ferrería de Mirandaola.
Tolosaldea: La ruta del Txindoki
La imponente silueta del
monte Txindoki preside esta ruta.
Tolosa tiene uno de los
más grandes cascos antiguos de Gipuzkoa. Antiguamente fue incluso
capital de Guipúzcoa. De aquel destacado periodo quedan dos
casas consistoriales, el palacio de la Diputación y casas palaciegas
como las de Idiakez o Andia. El mercado del Tingladillo es otro
punto de referencia en esta villa.
Más tarde llagamos a
Alegia, con su puente medieval
Zubizarra y su iglesia de San Juan Bautista, que guarda un
interesante Cristo gótico.
Desde Alegia nos acercarmos a los pueblos situados al pie del monte Txindoki:
Amezketa, donde destaca
la iglesia de San Bartolomé y
Abaltzisketa, con la
iglesia de San Juan Bautista. En
el entorno de Abaltzisketa se sitúa la sencilla ermita de Nuestra
Señora de Larraitz o de los Remedios, que a su valor religioso une
el ser punto de partida de diversos senderos para los más
montañeros. Disponiendo de tiempo y forma, merece la pena organizar
una ascensión al monte Txindoki (1.340 metros), emblemática cumbre
del
Parque Natural de Aralar.
Goierri: Las tierras altas
Delimitada por las sierras de
Aizkorri y
Aralar, se
encuentra la comarca del Goierri.
Ordizia es famosa por
su mercado de los miércoles, pero también por su casco
viejo, conjunto histórico-monumental en el que destacan los
palacios de Zabala y Barrena, el monumento a Urdaneta o la
casa-torre de Muxika. En
Beasain no hay que dejar de visitar el
conjunto monumental de Igartza.
En dirección al puerto de Etxegarate hallaremos la pequeña localidad
de
Idiazabal, con su monumento al pastor
y donde son famosos los
quesos Denominación de Origen Idiazabal.
Segura conserva su valioso casco medieval, que en
Semana Santa es recorrido por una de las pocas procesiones que
perviven en Gipuzkoa.
En las proximidades de Segura merece la pena buscar
Zerain,
un pequeño pueblo que por medio de un museo etnográfico y una
serrería hidráulica restaurada muestra los modos de vida
tradicionales.
Ormaiztegi,
villa natal del general carlista Tomás de Zumalakarregi, a quien
está dedicado un museo que se acerca a las transformaciones
experimentadas por la sociedad vasca durante el siglo XIX. El
espectacular viaducto de hierro obra de Lavaley es una de las imágenes de
este municipio.
Valle de Errezil: Las faldas de Ernio
El valle de Errezil ofrece
una sucesión de suaves colinas, blancos caseríos, pastos y pequeños
pueblos rodeados de naturaleza. Partimos desde la costera Zumaia y
tomar en Azpeitia la GI-2634.
Errezil
es la capital del valle, donde podemos visitar la iglesia de
San Marín y el Ayuntamiento del siglo XIX. La carretera nos elevará
hasta el puerto de Bidania , en cuyo entorno se sitúa el conocido
como
Balcón de Gipuzkoa. Sus vistas son espectaculares, puesto que
desde él se domina todo el valle y el
macizo del Ernio.
Bidegoian
tiene el palacio neoclásico de Iriarte y la iglesia de San
Bartolomé.
Albiztur es otro bonito pueblo, en el que prestar atención al
Ayuntamiento y a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.
Beizama
conjuga con sencillez atractivos naturalísticos, culturales y
arquitectónicos.
Pasado Nuarbe, nos detendremos en Urrestilla , cuya iglesia de La Asunción data del
siglo XVI y cuenta con un destacado pórtico en madera. Pronto
alcanzaremos la más populosa Azpeitia.
Oarsoaldea: A un paso de Donostia
El entorno de la bahía de Pasajesy en entorno del Parque Natural
Aiako Harria, la
comarca de Oarsoaldea ofrece contrastes y atractivos que merecen ser
considerados como algo más que una prolongación de la capital.
De Donostia-San Sebastián partiremos para dejarnos sorprender por la bahía de
Pasajes. Su distrito de Pasajes San Pedro es el más marinero.
El de Pasajes San Juan o Pasai Donibane, el más bonito. Hasta él
puede accederse utilizando el servicio de barcas motoras desde San
Pedro o rodeando la bahía y pasando por Lezo . Destaca la iglesia de
San Juan Bautista y la
basílica del Santo
Cristo.
Pasajes San Juan es un conjunto de construcciones encajonadas entre
la bahía y las estribaciones del
monte Jazikibel.
De regreso, pasando Lezo, nos detendremos en la populosa
Errenteria, con su animada
calle Biteri, sus casas medievales de la Calle del Medio o su
Ayuntamiento del siglo XVII. Desde Errenteria podemos subir al
Fuerte de San Marcos , desde el que se domina toda la comarca.
Oiartzun es una población
que nos conduce hasta el
Parque Natural de Aiako Harria (Peñas de Aia),
que junto a sus valores paisajísticos y naturales ofrece un
llamativo número de monumentos megalíticos: cromlechs y dólmenes.
Bidasoa: Asomados a la bahía del Txingudi
Hondarribia,
Irún y, al otro lado de la frontera, Hendaia, se asoman a la
bahía de Txingudi, en la desembocadura del río Bidasoa. Un espacio con
personalidad propia al que accederemos a través del
monte Jaizkibel. Este monte costero del Noroeste de Gipuzkoa es una gran atalaya desde la que contemplar en calma tanto
el mar Cantábrico como las poblaciones que rodean Jaizkibel. Algunos
caseríos y vestigios de pasados usos militares jalonan su sucesión
de colinas. Ya bajando hacia Hondarribia, nos detendremos en la
ermita de Guadalupe , donde se venera una imagen mariana desde el
siglo XVI.
Hondarribia o Fuenterrabía es una localidad llena en verano e
interesante todo el año. Su nuevo puerto deportivo ha cambiado la
fisonomía de su playa. El barrio de La Marina,
con sus coloristas casas de pescadores, es centro de animación. Todo
el casco antiguo amurallado, declarado Monumento Nacional, deslumbra
por su acumulación de casas blasonadas o entornos como el del
castillo del emperador Carlos V, hoy parador nacional. Irún , en el
interior, es una ciudad comercial en la que visitar el Museo-Ermita
de Santa Elena, que conserva una restos de una necrópolis romana.
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